
Santo y Divino Espíritu.
Destruye en mí,
toda pereza espiritual.
Toda indiferencia.
Toda duda.
Todo miedo.
Lléname plenamente, de tu luz,
de tu sabiduría,
de tu paz,
de tu gozo,
de tu alegría.
A ti Divino Espíritu,
que eres Dios,
y siempre nos acompañas.
A ti sea la gloria,
el honor,
el poder,
la adoración;
por los siglos de los siglos.
¡Amén!
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
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